viernes, 26 de agosto de 2011

Bolillo, nos dejaste sin técnico y de paso acabaste con vos mismo


Oiga! El bolillo si la… Cago (para hablar en su lenguaje fresco y desabrochado). Nunca antes habíamos conocido de un caso tan particular y publicitado de maltrato hacia la mujer por parte de una figura pública. Y todo por unos tragos y un ser humano, que al parecer, no toleraba el alcohol. Se equivoco.

El Bolillo acabó con su nombre y honra, la que le quedaba entre los que lo apreciaban o consideraban buen técnico. Porque la embarrada es tan grave y grande, que el problema personal, toca directamente lo profesional… No hay nada que hacer.

Al principio dije, “Uy pobre man en la que se metió por una noche de copas, pobrecito como lo están desbaratando, que cagada tan seria… Uy no! Que se vaya, uy no que callen a Álvaro González. Que no ayude a destruirlo más”. Lo cierto es que buen o mal técnico, sus enemigos y algunos que les era indiferente y hasta algunos amigos aprovecharon para crucificar a la figura pública por cuenta de sus errores y desfachatez etílica.

No hay derecho que un hombre que debe ser ejemplo de juego limpio y deporte en paz y convivencia, termine de agarrón y golpes hacia una mujer en la calle. No debería hacerlo tampoco en privado, cabe la anotación. Nadie debería hacerlo en privado o en público. Pero, era el Bolillo.

Aquí en Colombia somos olímpicos y folclóricos para todo. Incluso para dar cátedra de moral, ética y buen comportamiento. No miramos nuestros propios zapatos, bolsillos y hasta calzoncillos. Por ahí las sagradas escrituras dicen “Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Pues en este país del sagrado corazón esa partecita se nos olvida, la borramos de la memoria católica y cristiana que ufanamos promulgar y le damos con el bate a todo el que da papaya… Y fue un Bolillo quien bajo la guardia y CHUMBULUN tome pá que lleve HIJUETANTAS por BORRACHO Y GROSERO CON LAS MUJERES.

Esa misma semana hackearon la cuenta de un connotado y reconocido periodista, director y columnista (Daniel Samper Ospina). El amigo pirata cibernético, muy atrevido él, pues empezó a revelar mensajes que el dueño de la cuenta se intercambiaba con otro apreciado periodista (Julito) donde no se refería muy bien ni en los mejores términos de unas queridas damas también del medio informativo. El hackeado no le pego en vía pública saliendo de un bar a estas tres chicas, pero igualmente le falto al respeto al género femenino con sus palabras y atrevimiento, para este caso en privado.

¿Qué piensan ustedes? ¿No era igual de condenable el acto privado de un periodista, al acto público de un técnico de fútbol que divide al país desde que se le condeno de rosquero a finales de los noventa? Este es el perfecto ejemplo de lo que se llama y menciona como “Doble Moral” una especie de rasero distinto según sea el cliente más o menos, o mejor o peor.

Ahora Hernán Darío Gómez, el hombre, y no el Bolillo, esta sin trabajo, desacreditado y quién sabe qué tan destrozado. Cualquiera que se lo imagine puede calcularlo por la magnitud de la embarrada. Hernán debía pagar por su error, pero en este país del sagrado corazón y doble moralista fue necesario exponerlo al 250% en radio, prensa y televisión para que se diera ejemplo de dignidad y respeto, a costa de la persona que se equivoco y que no tuvo derecho a redimir su culpa bajo una sanción de despido de su empleador (FEDEFUTBOL).

PD: Bueno, ¿el señor Álvaro González directivo de la federación de fútbol no debería irse también por vulgar y atrevido con las mujeres? Se quedo y no hay quien lo mueva.

sábado, 20 de agosto de 2011

Chao Mundial Sub20… ¿Y ahora qué?


Hoy termina el sueño mundialista sub20 para Colombia, no hay campeón todavía, las estadísticas quedaran en la FIFA y para la historia del fútbol, pero lo realmente importante es lo que se ha vivido con gran fervor por el público y tal vez lo que hemos podido aprender.

Colombia uno de los países más “violentos” (según titulares de prensa) ha realizado un evento de carácter mundial y todo pasó en paz y alegría. ¿Y gracias a quién? Pues a la gente y las autoridades que hicieron lo que les correspondía: Portarse bien y ordenar. No más.

Las proyecciones del Estado sobre la cantidad de visitas que nos traería el Mundial hablaban de 30 mil turistas, parece que no llegamos ni a la tercera parte. Pero no importa, aquí lo vivimos con gran intensidad y alegría, y quienes llegaron para acompañar a sus delegaciones pudieron conocernos de primera mano sin pantallas o periódicos de por medio.

Descubrieron que esta nación conocida por Pablo Escobar, sus bombas y la cocaína es una nación como muchas otras con ventajas y necesidades. Se dieron cuenta que es un país diverso de mil colores y geografías, un país rural y urbano donde se puede ver un Audi último modelo pero también una carreta jalada por un caballo. Tal vez se dieron cuenta al leer o escuchar los medios que vamos del escándalo al bochinche, de la condena al perdón, de la denuncia al silencio, del rico al pobre, del corrupto al honesto, pero también que en las calles la gente sigue trabajando sin detenerse porque no hay pausa.

Este tipo de eventos deportivos son como una tregua social que nos lleva a preguntar si podemos continuar o mantenernos así para el caso del fútbol. El mundial ha demostrado que mientras haya control y reglas claras como las impuestas por FIFA, las cosas pueden funcionar bien. Sí, existen las barras mal interpretadas y llamadas bravas, que por muy bravas se pueden ordenar y controlar para no dejar al futbol local como un evento de unos pocos arriesgados y otros tantos locos y desquiciados que tienen más de delincuentes que de hinchas.

Nos han invitado a celebrar la fiesta del futbol bonito y bien vivido, y ya se escuchan las voces de los mismos de siempre (que son pocos la verdad) diciendo que deben volver las mallas y barreras a los estadios. ¿Para qué? Para seguir arrinconar y alejados por unos pocos desadaptados que confunden afición con violencia. Yo sí quiero volver al estadio con los controles que nos devuelvan la seguridad y la buena convivencia.

viernes, 5 de agosto de 2011

Normas pa' los bobos y permiso a los violentos

Ridícula me parece la medida y el afán de prohibir las cornetas y vuvuzelas en los estadios por parte de algunas alcaldías municipales durante el Mundial Sub20 que se desarrolla en Colombia. No entiendo nuestra lógica. No comprendo la manera de razonar de mis paisanos cuando se preocupan más por erradicar un elemento festivo y que imprime alegría (Sin negar el ruido y el daño que puedan causar), y no nos pronunciamos frente a los violentos y barras bravas que en los últimos 15 o 18 años han alejado a la gente de los estadios de fútbol.

Si las autoridades pueden prohibir a través de decretos municipales, ¿por qué no decretamos de una vez las condiciones que castiguen a los que se porten mal o agredan dentro y fuera de los estadios?

Las corneticas pueden ser dañinas e incluso pueden ser detonante de peleas y agresiones entre quienes las usan y quienes no. Yo recomendaría a las autoridades, pero también a nosotros como ciudadanos e hinchas, que rechacemos de una vez las mal llamadas "barras bravas" y promulgemos una cultura de convivencia deportiva, a pesar de la diferencia en las camisetas.

Es el momento de replantearnos. Regresar a las mallas en los estadios es reconocer la incompetencia de la autoridad municipal o nacional, es darle razón de acción a quienes drogados o embriagados de fervor hacen de las suyas, y es demostrar nuestra incultura y permisividad como ciudadanos.

Hoy pienso que hay normas para los bobos ciudadanos y licencia de acceso para los violentos que aportan miedo y temor a un espectáculo que debería ser una fiesta.

¿Y tú qué piensas?