sábado, 20 de agosto de 2011

Chao Mundial Sub20… ¿Y ahora qué?


Hoy termina el sueño mundialista sub20 para Colombia, no hay campeón todavía, las estadísticas quedaran en la FIFA y para la historia del fútbol, pero lo realmente importante es lo que se ha vivido con gran fervor por el público y tal vez lo que hemos podido aprender.

Colombia uno de los países más “violentos” (según titulares de prensa) ha realizado un evento de carácter mundial y todo pasó en paz y alegría. ¿Y gracias a quién? Pues a la gente y las autoridades que hicieron lo que les correspondía: Portarse bien y ordenar. No más.

Las proyecciones del Estado sobre la cantidad de visitas que nos traería el Mundial hablaban de 30 mil turistas, parece que no llegamos ni a la tercera parte. Pero no importa, aquí lo vivimos con gran intensidad y alegría, y quienes llegaron para acompañar a sus delegaciones pudieron conocernos de primera mano sin pantallas o periódicos de por medio.

Descubrieron que esta nación conocida por Pablo Escobar, sus bombas y la cocaína es una nación como muchas otras con ventajas y necesidades. Se dieron cuenta que es un país diverso de mil colores y geografías, un país rural y urbano donde se puede ver un Audi último modelo pero también una carreta jalada por un caballo. Tal vez se dieron cuenta al leer o escuchar los medios que vamos del escándalo al bochinche, de la condena al perdón, de la denuncia al silencio, del rico al pobre, del corrupto al honesto, pero también que en las calles la gente sigue trabajando sin detenerse porque no hay pausa.

Este tipo de eventos deportivos son como una tregua social que nos lleva a preguntar si podemos continuar o mantenernos así para el caso del fútbol. El mundial ha demostrado que mientras haya control y reglas claras como las impuestas por FIFA, las cosas pueden funcionar bien. Sí, existen las barras mal interpretadas y llamadas bravas, que por muy bravas se pueden ordenar y controlar para no dejar al futbol local como un evento de unos pocos arriesgados y otros tantos locos y desquiciados que tienen más de delincuentes que de hinchas.

Nos han invitado a celebrar la fiesta del futbol bonito y bien vivido, y ya se escuchan las voces de los mismos de siempre (que son pocos la verdad) diciendo que deben volver las mallas y barreras a los estadios. ¿Para qué? Para seguir arrinconar y alejados por unos pocos desadaptados que confunden afición con violencia. Yo sí quiero volver al estadio con los controles que nos devuelvan la seguridad y la buena convivencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por meter la cucharada, eres bienvenid@